En las empresas familiares se combinan —y muchas veces contraponen— criterios típicos de la familia como amor, protección y apoyo incondicional, con criterios empresariales como utilidad, eficiencia y responsabilidad por resultados. Por esta razón es que suelen requerirse acuerdos entre los diversos miembros de la familia para que el negocio prospere sin conflictos serios que pongan en jaque las relaciones o el negocio. (ver: "5 acuerdos en el negocio familiar")
Así, un indicador de supervivencia habitual para este tipo de empresa es qué generación de la familia se encuentra al frente del negocio. (ver "Empresa familiar") En la Argentina las cifras indican que la mayoría de las empresas familiares están dirigidas por sus fundadores y familiares directos, mientras que pocas sobreviven a las generaciones siguientes:
- Primera generación (fundadores) 65%
- Segunda generación (hijos, sobrinos) 26%
- Tercera generación (nietos) 8%
Es de destacar que si bien la imagen generalizada de las empresas familiares es la de emprendimientos pequeños, familiar no significa pequeña. Lo demuestran las empresas familiares argentinas que se han consolidado y profesionalizado para convertirse en grandes organizaciones:
- Grupo Techint
- Arcor
- Aceitera General Deheza
- IMPSA
- Supermercados Coto
- Mastellone Hermanos
- Grupo Bagó
- Molinos Río de la Plata
- Grupo Los Grobo
- La Nación
En el mundo, también muchas de las grandes empresas han tenido un origen familiar. Es el caso de Wal-Mart, Ford, Samsung, Carrefour, Fiat o L´Oreal, entre otras.
Fuentes:
Instituto Profesional de Empresas familiares
Niethardt, Ernesto. "Empresas de familia". AGEA, 2012.
15 de agosto 2013